Un día de confrontación, de emociones a flor de piel, de lucha y de acompañamiento.

Un agradecimiento especial a la escritora Crista Aun y a la psicóloga Marifer Llamas Aun por la charla y a Kyra Bautista por estar en los controles.

Nacer mujer.
Fui educada para ser fuerte, para aguantar los golpes de la vida, para obedecer y callar, porque así las mujeres son más lindas; fui educada para ser humilde, invisible y servicial; sí, desde cumplir antojos sexuales hasta servir el plato o planchar y lavar sus ropas, a ser limpia y ordenada, porque claro, una buena mujer se encarga de todo: del trabajo, los hijos y la casa; fui educada con pudor, a guardar el cuerpo, a callar el alma, a seguir las reglas para sobrevivir, pero… crecí con miedo; fui educada para dar explicaciones, para bajar la cabeza, para pedir perdón y así, llevar la «fiesta en paz»; fui educada para cargar la cruz y así, ser merecedora de un Cielo; fui educada para soportarlo todo, aunque duela, aunque canse, aunque mate…

Afuera y adentro de nuestras casas nos matan. Sobrevivir se vuelve una meta al final del día. Nos están matando.
Entonces… si igual me pueden matar, si mañana puedo no regresar… ya no quiero, ni puedo callar más. Cada segundo que me reste de vida buscaré la libertad y exigiré justicia por todas las hermanas que ya no están o siguen atrapadas; para proteger a las infancias, para que crezcan libres y sin miedo, para que puedan disfrutar su niñez y no con la necesidad de sobrevivir; para que todas tengamos una vida digna y oportunidades de crecimiento; para romper los patrones de duda, de sumisión, de miedo y la crianza machista. Y, aún con miedo, con un terrible miedo, salir a las calles e intentar descubrir quién soy debajo de todos esos «deberías ser». Porque, si ya no vuelvo, no quiero ser un número más en la estúpida estadística alterada. Soy una mujer con sueños, con familia, con personas que amo, con habilidades y defectos, con un trabajo… Si ya no vuelvo, que el mundo sepa que me fue arrebatada la vida, por nacer mujer.

LM