En los últimos meses, tuve la maravillosa oportunidad de poder leer en voz alta un poco de mi poesía. Debo confesar que la exposición sobre el escenario me genera un sin fin de emociones; aunque, al final del día, me queda la satisfactoria sensación de haberme repartido a través de mis letras entre las personas que quisieron escucharme.
Deja que tiemble el pasado
vuelca el presente en la habitación
que el azul del cielo oscuro amanezca
silencia tu boca de arma de fuego,
zurce tus heridas y teje al unísono mi piel.
Fragmento del poema Hiriente.
Leyda Mariscal



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